Ven a mi, acércate, no temas. Te prometo que va a doler.
Tú, que crees saberlo todo. Tú, que crees poder lograrlo. Tú, que te sientes grande. Tú... si, tú. Acércate.
Prometo lastimarte tan fuerte que no recordarás el pasado. Prometo que tus cien vidas anteriores no significarán nada para mi... y prometo que no significarán nada para tí, luego.
Te aseguro momentos tan graves que rogarás que continúe. Te aseguro que morderás el polvo mil veces y pedirás más. Te aseguro que no extrañarás tu sangre.
Oscuridad. Una pequeña línea de luz que quema tus ojos y te despierta para seguir agonizando y disfrutando.
¿Crees poder soportar segundos de espera al siguiente vagón de dolor? ¿Crees poder ahogar tu ansiedad por falta de orgasmos de sinceridad? ¿Crees poder cerrar los ojos e imaginarte dejar de hacerlo?
Créeme, no va a terminar, pues aún no ha empezado. Créeme, no te detendrás por oxígeno, una vez empieces a creer. Creéme, eres nadie... momentáneamente... y volverás a serlo.
¿El esplendor que sientes debido a la explosión de virtudes descubiertas? Es mentira.
Una última verdad... no te he tocado... ni lo haré. Jamás. Eres yo
-
1 comentario:
Publicar un comentario