Casi creo en el olvido. Si no creyera ni conociese mi memoria, quizá existiría, y quizá podría vivir sin el ayer, y quizás, tan solo quizás, yo sería yo.
Cuando intento recordar que solía creer muchas cosas, mi mente se nubla con un adiós. Cuando intento sentir algo, aparece una sombra, una nube liberándome de esos placeres. Y duele. Por supuesto que sí. A veces, tan solo a veces, me libero en sueños, y al despertar existen retazos de humanidad en mi memoria. Me sirve de nada. Tan solo existe para lastimarme y desangrar mi razón de ser.
Mi sangre se renueva cada vez que mi ciudad interna lo permite. Y hace ya tiempo de eso. Me sigo asfixiando en mi melancolía. Y creo que lo seguiré haciendo hasta que algo o alguien me despierte al fin, y me deje huir hasta una luz, otra dimensión menos extrema.
Esta piel, que no sirve ni siquiera de abrigo contra la diversidad de trastornos, me está ahogando más que nunca. Un sudor que purifica la diversidad de mis ruidos, un sudor que succiona mis poros, y no me deja liberar mis risas, ni mi caos...
Dentro de ésta “normalidad” que vivo día a día, mi dolor se intensifica a veces, dejando espacio para mis pensamientos, que al darme cuenta, es peor, ya que ellos me introducen más aún en la realidad; la realidad de que estoy sólo en éste mundo, y así seguiré hasta que se me libere de las cadenas que me cortan el aliento, éstas malditas cadenas que me desangran hasta rogar por muerte, éstas cadenas que me estrujan la carne, el alma, mi yo.
A veces no sé si siento el frío ni el calor. No sé si sigo creyendo en esas sensaciones físicas. No sigo seguro de nada, de nada más que la duda. Casi creí en ésta vida que llevo. Pero me di cuenta de que no es mas que una sucesión de películas calcadas con carbónico, superpuestas y alternadas (a veces). Es todo tan real ahora para mí. Mi razón tarda un poco en asimilar el nuevo conocimiento. A veces se resiste, a veces tiene miedo... mas no importa. No existen más utopías irrealizables e inventadas. No existe el amor, la felicidad, la sinceridad, la confianza, la amistad, etc.
Casi creo en cosas que creo vivir, pero que en realidad solo son sueños.