En la niebla se moldean tus formas. Tu pensamiento refleja ironía y exactitud. Quemas tus ideas en un whisky intentando olvidar pretéritos que queman tu vida.
Has vivido por mil vidas. Has soñado por centurias. Has respirado la brisa de cientos de almas. Y aún no has muerto, porque no has nacido.
Empujas mi vida hacia tu precipicio, y el interior es tan bello que incita a saltar. ¿Valdría la pena vivir tanto sabiendo que existe una luz allá?. Vivimos aquí en una oscuridad mental que no podremos iluminar jamás. No así como estamos. Cada día esa oscuridad nos envuelve más y más, y su latencia golpea en nuestras mentes volviéndonos locos, volviéndonos entidades sub-vivientes.
¿Sabemos vivir acaso?. ¿Sabemos morir?. ¿Podemos?.
Sentimos que las ideas nos tocan, y muchas veces no caben en nuestras cabezas, se nos escapan y se involucran y mezclan con pensamientos diferentes, formándose una masa de incoherencias que dejamos avanzar sin sentido. No está en nuestras manos detener su curso. No aún. No somos lo suficientemente conscientes para entrar en realidad con ellas. Aún nos guiamos por la razón, la humanidad, la “normalidad”. ¿Y la “moralidad”?. Está entrando al círculo vicioso de la moda. Nos guía. Nos representa. Nos induce.
Aún no podemos siquiera sentirnos. Creemos sentir. Pero en el nivel en el que nos encontramos el sentimiento es humano, alcanzando a veces, tan solo rozando, la esencia. ¿Alguna vez la alcanzaremos?. Es que nos gusta tanto lo humano que nos apegamos a ello. No queremos salir de aquí. Aún lloramos por humanidades. Y así no podemos alcanzar la felicidad esencial. Así no. Aún “sentimos” ayeres y buscamos el futuro. Nos apegamos a nuestras vidas y memorias. Buscamos en la memoria de los demás imágenes conocidas. Celebramos la inexperiencia de otros en lo poco que podemos ser mejores. Nos ahogamos en vicios empeorando y agraciando nuestra debilidad, nuestra cualidad de ser humanos.
Libertad para vivir. Libertad para morir. Libertad para dar vida y libertad para quitarla. Pero al final pagamos caro, muy caro por las decisiones y las libertades que adoptamos sin tener derechos. Y hacia algún lado vamos. No podemos decidir donde ir, pero con nuestras decisiones vamos marcando e iluminando el camino.
Nuestra oscuridad nos envuelve. Solo vemos lo que podemos, lo que queremos. Pero en realidad aún no podemos ver.
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1 comentario:
aún lloramos por humanidades...muy pero muy bueno!
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